Comercio ilegal
Ayer me llama un ex amigo del secundario el cual hace años que no veo y nos quedamos charlando un rato por teléfono. Entre otras cosas me hizo acordar de una anécdota que tenía borrada de mi mente.Entre primer y segundo año, me dedicaba a la compra y venta de revistas pornográficas ¿cómo es la cosa?
En un colegio de varones la época de los 13-14 años era de un descontrol total para nuestras hormonas, ver unas tetas en un papel significaba tocar el cielo por las manos. Mi función se limitaba a comprar aquellas revistas que mis compañeritos llevaban a clases y lo cual era de un riesgo enorme mantenerlas las 6 horas de clases en un colegio religioso, que nos descubrieran podría valer hasta una suspensión. Yo se la compraba a aquel que ya se hubiera cansado de mirarla y gastarla, corría con el riesgo de tenerla en mi mochila, y la terminaba vendiendo a la salida a $5.50 por ejemplo. Mi ganancia era de $1.50 lo cual me permitía poder comprar alguna golosina en el recreo y no tener que pedirle plata a mi papá.
Un día ante la imperiosa necesidad de un compañerito de comprarme una Eroticon con la Pradón en el horario de clase, se produce el intercambio adentro de una revista de computación en pleno horario de clases, encima a metros de una profesora, pero claro, como era una revista de computación, nadie podría sospechar.
Pero no, pasó lo siguiente:
Profesora: A ver XXXXX (yo) traeme esa revista que tenés ahi que parece interesante.
Yo: Ehh sí, ahí se la llevo (estaba completamente jugado)
La profesora se pone a hojearla y descubre la Eroticon.
Profesora: ¿Así que usted mira este tipo de revistas? Lo hacía mas serio XXXXX.
Yo: (ya me descubrió, me tenía que hacer cargo) Bueno, usted sabe, es una edad complicada esta, como tiene hijos adolescentes debe saber como son estas cosas.
Profesora: Sí, quedate tranquilo, sé como son estas cosas en ustedes a esta edad.
Yo: Y sí, tenemos que entretenernos con algo...
Profesora: Bueno XXXXX, andá a sentarte y al final de clases te doy la revista que me interesa algo de la otra revista.
Yo: Tenga cuidado profesora, a ver si entra el rector y se la descubren.
Profesora: Jeje, quedate tranquilo.
Pufff, menos mal que la profesora era copada, y cómo me salvé de alguna amonestación o suspensión. Igual seguí vendiendo revistas, y con la de Xuxa en Playboy comí por una semana completa en el kiosco, es que tener compañeros muy necesitados y dispuestos a pagar lo que sea, fueron mi fuente de ingresos en esa época.
# Escrito por Clarkson @ 12:48